La colección surge de mi fascinación por la roca volcánica y la textura de los paisajes de Lanzarote. Se inspira en la relación del arquitecto César Manrique con la isla, su obra en torno a las cualidades expresivas de la materia y el diálogo constante entre lo ´natural´ y lo intervenido.
En la materialización de la idea, se llevó a cabo un proceso de exploración con el fruto de la lufa: un producto de origen vegetal proveniente de una planta de la familia de la calabaza, el calabacín y el pepino.
Las piezas de por sí, ya eran amorfas y porosas, al igual que las rocas basalto preciosas con que volví del viaje. La transformación consistió en rigidizarlas y teñirlas con un pigmento mineral.
A diferencia de estas esponjas vegetales, en el caso de las rocas volcánicas, los cuerpos permeables se generan por las burbujas propias de la lava al momento de solidificarse.
Madrid, 2022.